Cada primavera igual: el nacimiento de los brotes trae consigo la aparición del pulgón que, atraídos por la nueva savia, acuden ávidos
y en gran cantidad. El pulgón es una de las plagas que podemos encontrar con más frecuencia en nuestras plantas, tanto en las de interior como en exterior, y su aparición normalmente se debe a la subida de temperatura, cambios en el riego o falta de nutrientes. Para saber si tus plantas están siendo atacadas por el pulgón, fíjate en sus síntomas:
- Los verás frecuentemente en los enveses de las hojas y en las yemas (pueden ser verdes o negros)
- Hojas enrolladas, pegajosas y agujereadas
- Capullos que no abren
- Brotes picoteados
Estas tareas son suficientes para prevenir el ataque, e incluso para atajar una invasión incipiente:
1 Si el ambiente que rodea a tus ejemplares es húmedo, los pulgones ni se acercarán. Aplica un riego semanal a partir de ahora.
2 De vez en cuando efectúa pulverizaciones directas sobre el follaje, incidiendo sobre todo en los brotes.
3 Recuerda que es preferible usar agua templada y blanda (sin cal), para que no queden círculos blanquecinos entre la masa verde.
4 Airea el sustrato y fumiga con caldo doméstico jabonoso a base de 2 cucharadas de escamas de jabón y otras 2 de alcohol en 1 litro de agua. También puedes usar productos específicos, siguiendo las instrucciones del fabricante.