Uno de los acontecimientos más coloristas y esperados por los amantes de las plantas es la llegada a las floristerías cada invierno de la azalea. Son esas bolas de flores, que apenas dejan ver el follaje, con multitud de pétalos y colores que van del blanco al rojo, pasando por unos jaspeados increíbles. Estas plantitas son difíciles de verdad: odian las calefacciones y también los fríos, se mantienen en flor poco tiempo, su cultivo es casi imposible… Entonces, ¿cuál es su secreto? Acertaste, la belleza exige sacrificios. Todo por disfrutar una azalea, aunque sea por poco tiempo.
Por Pepe Plana // Fotos de Covadonga Gala y Shutterstock
Ante todo, debes saber que una azalea es un rododendro. Pese a que es posible considerar azalea como acepción botánica, las azaleas son rododendros con sus acepciones rhododendron simsii, r. Indicum, r. Japonicum (todos ellos perennifolios) y las maravillosas azaleas de hoja perenne o deciduas, rhododendron austrinum, r. Yedoense y r. Canescens.
Les gusta la sombra
Son ericáceas, y como buenas componentes de la familia, con ilustres excepciones como el madroño (arbutus unedo), que prefiere alcalinidad, son felices en medios ácidos, tanto en lo referente a sustratos como aguas. Como todos los rododendros, las azaleas son amantes de la sombra. Existen dos traducciones de la palabra rododendro, «en torno al árbol» (lo que nos indica que desea su umbría) y «árbol de rosas», que tampoco va desencaminado…
Plantas de hojas verde oscuro, ligeramente velludas, con no demasiado brillo. Muy ramificadas y difíciles
para conseguir en forma de copa o tallo alto. Flores generalmente dobles, sin aroma, que surgen en tumulto y necesitan una continua hidratación.
Así se mantiene plantada en recipientes
1. ELIMINA FLORES MARCHITAS. Según se vayan estropeando los capítulos, quítalos para propiciar nuevos rebrotes. Y cuando se acabe la floración, retira todas las flores; hazlo con los dedos, pellizcando.
2. RENUEVA EL SUSTRATO. Quita la capa superficial del compost rascando. Saca con cuidado la planta y renueva el drenaje. Coloca de nuevo el ejemplar con compost fresco, afirmando bien.
3. RIEGA POR INMERSIÓN. No dejes nunca que se seque el sustrato. De vez en cuando, sumerge por unos minutos el cepellón en un cubo con agua de lluvia o no calcárea. La planta te lo agradecerá.
4. ABONA CADA 15 DÍAS.
¿Planta de interior o de exterior? Un poquito de cada…
Todos, al pasar frente al escaparate de una tienda de flores en invierno (digamos a partir de mediados de otoño), hemos exclamado «¡qué preciosidad, tiene más flores que hojas, es como un rosal totalmente cuajado de flores en invierno!». Y todo es merecido. Hay pocas cosas tan bellas que los jardines japoneses e ingleses a base de sotobosques de azaleas y rododendros de todas clases, y qué decir de los americanos, con el campo de golf de Augusta, en Georgia y los Azalea Garden, de Carolina del Sur.
Vamos a tratar de explicar su cultivo como planta de interior, un cultivo que podríamos denominar mixto. Suele entrar en los hogares, gracias al forzado en los viveros, en invierno. Durante esa fase de su vida, la floración, no debe estar húmeda, debe estar mojada, casi como si se tratara de flor cortada. ¿De qué forma? Lo ideal sería un riego por inmersión a diario, pero como eso es ardua tarea, tenla en un plato con agua, dejándola descansar cada tres días.
Odia las calefacciones fuertes; es más, odia cualquier tipo de calefacción. Nada de sol directo y elimina las flores que se vayan marchitando y los brotes de hoja que salen junto a estas. Una vez se hayan pasado todas las flores, comienza su más que merecido descanso. Trasplántala con sustrato ácido (brezo, castaño, etc.) y sitúala en el exterior algo protegido y a la sombra. Ahí deberá permanecer siempre húmeda, que no encharcada, e hidratada, hasta que vuelva a presentar capullos al siguiente otoño. Ese será el momento en el que, si lo deseas, podrás iniciar de nuevo su cultivo en interior.
CUIDADOS BÁSICOS
La plantación en exterior
Una vez pasada toda su floración, puedes plantar tus azaleas al exterior, en tu jardín. Esto va a suceder en primavera, una vez ha concluido su etapa de floración de forzado invernal por parte de los obtentores y viveristas. Desde ese momento, se comportará como una azalea o rododendro más.
El emplazamiento
Ya te dijimos que este arbusto adora permanecer en torno a los árboles, que es como decir bajo ellos. No tengas prisa, procura que tus árboles presenten cierta entidad y planta las azaleas en su zona de influencia. Si son aún pequeños, otro año será. Ponlos también junto a los muros norte de la casa.
El terreno
El suelo para plantar un macizo de azaleas debe ser ácido. De poco sirve querer alterar o modificar un suelo alcalino añadiendo más y más sustrato ácido. Mira la vegetación alrededor de tu tierra y si contiene helechos, brezos, hayas, etc., plántalas. Si no, limítate a disponerlas en recipientes con tierra de brezo o castaño. Cada año, haz recebos parciales.
El riego
Las especies acidófilas, como nuestras azaleas, detestan ser regadas con aguas calcáreas, de elevado pH. Si la que sale por tus grifos es así, déjala reposar un par de días antes de cada riego o pásala por un filtro de piedra silícea. Mantén las plantas siempre húmedas y no mojes sus hojas.
La multiplicación
Las azaleas se multiplican por vía vegetativa mediante estacas y acodos. No es tarea fácil y el acodo realizado por expertos viveristas es, indudablemente, el método más adecuado para obtener plantas vigorosas, longevas y de garantizadas características. Esta tarea se efectúa de julio a octubre, con ramas del año anterior.
Si quieres saber más acerca de la azalea, la favorita de Pepe Plana para esta primavera, no te pierdas el reportaje completo en el número 303 de tu revista MI JARDÍN. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistamijardin.es
