¿Dudas a la hora de podar un rosal? Te contamos cuándo y cómo se deben cortar las rosas para lograr una oración espectacular. Además, hablamos de los cuidados que requiere cada variedad para que luzcan como se merecen.
Una poda de los rosales bien hecha favorece plantas sanas porque incrementa su longevidad, estimula el crecimiento y permite que den más flores de calidad. Al eliminar los brotes viejos, la luz y el aire penetran hacia el interior, con lo que se previene la aparición de hongos. Los cortes aseguran el abastecimiento a las yemas de savia y nutrientes, y la aparición de brotes vigorosos y fuertes. Si no se practicasen, la planta correría el riesgo de crecer solo hacia arriba. Por su parte, la floración es de mejor calidad y más copiosa.
¿Cuál es el momento idóneo?
La última etapa del invierno, entre febrero y marzo, cuando ya han pasado las heladas (¡ojo con las tardías!) y las yemas se inflan. La mayoría de rosas soporta los fríos primaverales, no obstante, en zonas de climatología severa puedes retrasar la tarea unos días. Pero si podas muy tarde, correrás el riesgo de eliminar partes vegetales irremplazables o de que enfermen. Si no queda más remedio que hacerlo a destiempo, corta lo menos posible para eliminar solo ramas estropeadas o defectuosas. Los despuntes y la eliminación de flores deterioradas, en cualquier época.
¿Cuánto hay que cortar?
Depende. Con una poda rigurosa se obtienen brotes más fuertes y mejores flores, pero hay que dejar 3 yemas por rama. Es lo más adecuado para rosales de flores dobles, de porte bajo e híbridos de té. Por otro lado, la poda leve pretende aumentar la producción de flores en rosales de ores sencillas en ramillete, como los arbustivos. Se hace cortando un tercio del volumen total de la planta.
¿Cómo deben hacerse los cortes?
Se harán siempre a 6-8 mm por encima de yemas que salgan hacia fuera y conduciendo los biseles hacia el exterior. Deben ser limpios y las zonas podadas lisas para evitar que entren parásitos. Para evitar desgarros, unas tijeras de podar bien afiladas. Los cortes de ramas completas hazlos a ras del tallo. Es bueno aplicar pasta cicatrizante en las heridas superiores a 3 cm.
¿Qué partes se deben eliminar?
Primero hay que cortar las ramas heladas, muertas o enfermas, y, a continuación, los brotes mal orientados. Si una rama crece torcida hacia adentro, pódala cuanto antes para que no impida la entrada de luz y aire hacia el interior; y si dos brotes que crecen en la misma dirección se cruzan, elige el más fuerte y poda el otro en la base. Los tallos que se rozan pueden producir heridas que debiliten el crecimiento del rosal, por lo que, como en el caso anterior, hay que eliminar los más débiles.
¿Qué es la poda de plantación?
Ahora en invierno puedes comprar tus rosas a raíz limpia o desnuda. Te costarán poco dinero y el arraigo está asegurado si las sometes a una poda de plantación. Para ello, una vez tengas el ejemplar junto al hoyo, que debe ser amplio (40×40 cm), despunta todo su sistema radicular y la parte aérea. Así conseguirás no solo que broten las yemas respetadas, sino que emita nuevas y potentes raíces bajo tierra, superando bien el trauma del trasplante sin tierra.
¿Cómo se calcula la antigüedad?
El crecimiento de las rosas guarda relación con la edad de sus brotes, que hay que renovar para fortalecer la planta y conseguir oraciones de mayor calidad. No es difícil distinguir la madera vieja de la nueva: los brotes nuevos son de color verde claro y sus yemas de color rojizo. La madera vieja es más rugosa y oscura, es decir, leñosa, y sus brotes, de entre 1 y 4 cm de grosor, suelen ubicarse en la parte inferior de la planta.
¿Cómo se reconoce y cómo debe tratarse la madera deteriorada?
Es, con los nuevos brotes saliendo, cuando resulta más fácil distinguir las zonas sanas de las estropeadas. La madera muerta se reconoce por su color marrón oscuro, que debe eliminarse. Hay que cortar por encima de una yema sana orientada hacia el exterior. Si descubres que la madera está marrón en lugar de verde o blanquecina, corta más abajo, hasta un tono claro.
¿Qué cuidados hay que realizar después de practicada la poda?
Es importante revisar y ajustar los tutores de las especies que, como las rosas trepadoras, requieran guías. Además, conviene aplicar una buena capa de abono, preferiblemente orgánico, y un tratamiento a base de fungicidas e insecticidas para prevenir plagas y enfermedades. Suprimir las flores marchitas, controlar que no le falte agua, y cavar el suelo circundante para favorecer la entrada de aire y luz son tareas periódicas.
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