Aumenta la familia de tus plantas con el método del esqueje, que además
de ahorrarte bastante dinero, consigue replicar tus mejores ejemplares. Es más fácil de lo que parece si sigues estos consejos básicos.
Existen tres tipos de esquejes
1. DE MADERA TIERNA. Se obtienen en primavera o principios del verano. La pega es que se marchitan pronto. Te aconsejamos hacer esquejes de verbenas, alhelíes, pensamientos, altramuces, lobelias…
2. SEMIMADUROS. Son blandos en el extremo pero maduros en la base. Se recogen entre mediados y finales del verano. Este tipo de técnica le va bien a fucsias, rosas, coníferas, berberis y viburnos.
3. LEÑOSOS. Son los que se toman en invierno de los tallos más maduros en plantas como cornejos, sauces, olmos o aligustres.
¡No tengas prisa en trasplantar!
Cuando los esquejes han arraigado y se van convirtiendo en plantas jóvenes, no hay que trasplantarlos inmediatamente. Se pueden dejar en el recipiente original un tiempo más, abonándolos con fertilizante líquido –pues el sustrato para esquejes suele ser bastante pobre–. De esta manera, los resultados suelen ser mejores que si se trasplantan demasiado tiernos, ya que si te pasas con el riego es fácil que se pudran las raíces.
Tampoco intentes sacarlos de los recipientes para ver cómo van las raíces. Se podría romper el cepellón y los esquejes morirían. Cuando hayan enraizado y fortalecido lo suficiente, se trasplantan directamente. Y espera a que pasen las heladas tardías; ni las especies más resistentes pueden resistir las bajas temperaturas en el exterior, siendo todavía ejemplares tan jóvenes.
Hazlo así:
• Elige esquejes con el tallo sano, pues de él dependerá el desarrollo de la planta. Desecha los que tengan yema de flor, porque no enraizarán. Y elimina las hojas más bajas y las más grandes hasta que los trasplantes. Puedes meterlos en una bolsa de plástico para evitar que se sequen.
• El material que utilices debe de estar desinfectado y bien afilado para no contaminar los esquejes ni provocar desgarros. Las bandejas que uses también deben estar bien limpias, y si eliges tiestos, mejor que sean de terracota. Si no usas propagadores, acuérdate de tapar los recipientes con unas láminas de polietileno para proteger las plantas.
• El modo de colocar el tallo en el compost es importante. Cada uno debe de tener su propio agujero en la tierra, separados lo suficiente para que no se toquen entre sí, y las hojas deben quedar por encima de la superficie. A continuación, afirma bien el sustrato.
• Acomódalos en un ambiente controlado, ya que ahora son más sensibles que nunca a los cambios. Comprueba que el aire sea fresco, pulverizando a menudo y manteniendo una temperatura cálida en la base para estimular la producción de raíces. También necesitan mucha luz, pero no sol directo.
• Para acelerar el proceso de enraizamiento puedes aplicar en la base del esqueje hormonas en gel o en polvo (si usas polvo, no es necesario que mojes el tallo antes en agua). Aun así, los esquejes de algunas coníferas pueden tardar muchos meses en emitir raíces. En estos casos, haz un pequeño corte en la base de la corteza y después ponle las hormonas.