Una dosis suficiente de sol diaria, un suelo fértil y bien drenado y tutores son las necesidades básicas que requieren las dalias. Te contamos, además, el resto de cuidados que conviene proporcionarles para que luzcan de forma increíble hasta cuando las temperaturas caigan en picado.
Estrellas del macizo al final de la temporada estival, las más de 20 especies que constituyen el género Dahlia destacan por su magnífica producción de cabezuelas florales, adecuadas en muchos casos para corte y exhibición. Son variadas en colores y formas (de globo, bola, cactus, semicactus, collar, borla, anémona, simple o mixta), y se relevan sin parar hasta la llegada de las primeras heladas si eliminas periódicamente las marchitas.
Según su porte, encontrarás dalias altas, de tamaño medio y hasta enanas, y, salvo estas últimas, todas necesitarán el sostén de tutores que protejan sus largos y delicados tallos de las embestidas del viento y del peso de las flores.
Además, exposición soleada y un drenaje impecable son los otros dos cuidados que te demandarán para estar espectaculares hasta finales de otoño. Entonces, desentierra los tubérculos que les dan vida y ponlos a cubierto hasta la próxima temporada. No será necesario si la climatología es benigna durante todo el año en tu jardín, aunque conviene extraerlos para dividirlos, que es la mejor manera de aumentar su vigor y también de multiplicarlas.
TAMBIÉN EN PATIOS Y TERRAZAS
Las variedades más pequeñas se adaptan sin problemas al cultivo en macetas y jardineras, lo que te permitirá llenar tu terraza de color durante el otoño. Por su parte, las más altas lo serán más aún en función de la intensidad de los recortes que les practiques y del momento de hacerlo. Ten en cuenta que, por lo general, cada corte favorecerá un desarrollo más amplio; sin embargo, si se realizan en fases tardías del proceso de desarrollo, el resultado serán ejemplares más altos, pero menos extendidos.
ENTUTORA LAS ALTAS
Pon tutores a las dalias de gran desarrollo para que ni el viento ni el peso de las flores puedan abatir o partir sus delicados tallos. ¿Cómo se puede hacer esto? Instálalos al pie de los ejemplares en el momento de la plantación. Para los tutores en vara, sujétalos con cuerda de jardín. Luego, rectifica el ajuste a medida que crezca la planta, procurando no estrangular el tallo.
6 CUIDADOS BÁSICOS
1. UBICACIÓN
Sitúa tus dalias en un emplazamiento abierto, donde puedan recibir sol directo durante al menos seis horas diarias y donde sus tallos estén protegidos del viento.
2. CÓMO PLANTAR
No plantes fuera hasta que no haya pasado el riesgo de heladas, hacia mediados de primavera. Instala los bulbos en hoyos de unos 15 cm de profundidad y unos 22 cm de ancho y deja una distancia entre ejemplares de 30-60 cm, según su tamaño.
3. EL TERRENO QUE NECESITAN
Odian el exceso de humedad y por eso demandan un buen drenaje. Instálalas sobre terreno fértil o añade una buena dosis de materia orgánica antes de plantar.
4. CUÁNTO REGAR
Riega periódicamente, pero sin encharcar durante los meses más cálidos y procurando que la superficie no se seque entre una vez y otra. Para que el suelo dure más fresco, añade una capa de compost o de cortezas.
5. APRENDE A MULTIPLICARLAS
Entierra los tubérculos en primavera en cajoneras con turba húmeda y arena y desentiérralos para dividirlos cuando aparezcan los primeros brotes. Si prefieres sembrar, hazlo a principios de primavera.
6. ¡PÍNZALAS!
Cuando los brotes de tus ejemplares midan 20-30 cm de altura, pínzalos para estimular su desarrollo. Para obtener flores mejores, corta las yemas laterales.