Aparte de muchos entrañables jardineros de la vieja escuela, que denominan a nuestro protagonista «laurel salsero», qué duda cabe de que su acepción botánica de especie nobilis casa como anillo al dedo a este gran arbusto, pequeño árbol, que figura en nuestras vidas desde tiempos inmemoriales. No sería de extrañar que el laurel pudiera considerarse la primera planta de interior que utilizó el hombre; hay constancia de que los atrios romanos, hace más de dos mil años, contaban con macetones con ejemplares de esta planta brillante, colorista, fácil, de fragancia exquisita y… ¡bellísima!
Por Pepe Plana // Fotos de Covadonga Gala y Shutterstock
El laurel es protagonista de nuestras vidas, qué duda cabe. Constantemente lo hallamos formando parte de los jardines más íntimos y domésticos, de los jardines más espectaculares, y de los jardines más históricos. En nuestra Iberia, lo utilizaban para rodearse de follaje perenne y exuberante desde los moros a los cristianos, desde los reyes en sus jardines de palacio a la plebe en sus huertos culinarios de subsistencia.
El Jardín del Capricho de Madrid cuenta con un gigantesco laberinto de laurel. Y del mismo modo, en calles tan populares como las de cualquier barriada de cualquier ciudad puedes encontrarte, toparte de frente, con laureles arbóreos soportando la contaminación, defoliación vecinal y hasta canes «levantando la patita» en la base de su tronco.
Se adapta a cualquier terreno
Una de las grandes, enormes, ventajas de nuestro protagonista en jardinería es la facilidad de adaptación a cualquier terreno, y la enorme capacidad de proliferación como especie naturalizada que surge aquí y allá, en cualquier rincón, con alegría por parte del jardinero. ¿Es el laurel una especie invasora? Ni mucho menos, lo que sucede es que puede llegar a resultar incómoda en el recinto cerrado de un jardín si no se controla un poco (tarea nada gravosa, no hay que dramatizar). Fuera del jardín, es dificilísimo que el laurel se convierta en problema.
¿Sol o sombra?
¿Por qué hago esta pregunta? Existen muy pocas especies que se puedan encajar en el apartado «es indiferente». Puedes contemplar fabulosos laureles a la umbría de un patio andaluz o castellano, del mismo modo que no es de extrañar que grandes ejemplares se formen a pleno sol en medio del jardín. Eso sí, siempre que cuenten con la humedad del entorno que consigue un jardín bien atendido.
Este fantástico arbusto que pertenece familia de las Lauráceas, a la que da nombre, en la que podemos encontrar ilustres componentes como el sasafrás (Sassafras albidus) y muchas otras especies que forman parte, por ejemplo, de la laurilsilva canaria, verdadera joya a conservar, no solo es indiferente al sol o sombra. También lo es a la mucha o poca agua, al mucho o poco abono, incluso a las características edafológicas del terreno, aunque no gustan demasiado del suelo ácido degradado.
Así que estamos ante una especie comodín, que, si decide quedarse contigo, tienes compañía fiel y segura para mucho tiempo, yo diría que para siempre. Además, una compañía lustrosa, elegante, fragante, útil para cocina y ramaje cortado en el jarrón… ¿Hay quién dé más?
CUIDADOS BÁSICOS DEL LAUREL
La plantación
Desde el momento en que pierden sus flores y frutos, porque se han pasado en la planta o porque las aves los han masacrado, los árboles y arbustos bayíferos (y el laurel no es excepción) pueden ser trasplantados sin ningún temor, ya que se encuentran en reposo. Todos se compran en tiesto, así que ten mucho cuidado con que no se desmorone el cepellón al extraerlo del recipiente.
El emplazamiento
El laurel quiere pleno sol. No se concibe un macizo o un ejemplar de laurel si no es bien soleado. Del mismo modo, un laurel florecerá menos a la sombra. Sin embargo, este es un arbusto que se conformará, e incluso vegetará feliz en todas las exposiciones.
El terreno
De todos es sabido el gusto de los laureles por la materia orgánica; un buen estiércol hecho, adicionado a un terreno fértil, hará las delicias de nuestro protagonista. No le gusta el sustrato ácido para ser feliz, así que si lo tienes en tu jardín, mete en su hoyo de plantación una buena cantidad de estiércol o mantillo bien fermentados. Sin embargo, lo prefiere algo alcalino y no le importa el suelo pedregoso.
El riego
En este apartado, el laurel puede soportar una cierta sequía, aguanta bien el riego escaso. Pero puede ser regado en abundancia y así conseguirá más flores y frutos. Eso sí, sin que se produzcan encharcamientos en ningún caso.
La multiplicación
Si hablamos de bayas, como son los frutos del laurel, parece que tenemos que hablar también de la siembra de las semillas contenidas en ellas. Normalmente se entierran los frutos enteros, para aclarar las plantas germinadas después. Pero los laureles también funcionan por esqueje y acodo espontáneo, que hay que retirar en primavera.
CONSEJOS Y CURIOSIDADES
Entre los consejos…
- Pulveriza con agua de vez en cuando para mantener limpias las hojas; el laurel lucirá mucho más…
- Puedes tenerlo también en interior, pero siempre junto a una ventana y sin calefacción.
- Soporta las heladas suaves, pero si tu jardín se halla en lugar muy frío, tal vez deberás protegerlo algo en pleno invierno, para evitar las heladas negras.
- Trasplántalo de una vez ya sea a tierra, a macetón o a jardinera, pero siempre de forma definitiva, sin efectuar posteriores trasplantes.
- Admite cualquier poda o tallado importando poco la época de realización. Eso sí, no convienen podas muy fuertes de rejuvenecimiento frecuentes.
- Trátalo preventivamente contra pulgones, psila y también contra cochinillas.
Y entre las curiosidades…
- Mítica hoja utilizada por el Imperio Romano como noble (corona del César) y hoy en día destinada a confeccionar coronas a los héroes deportivos.
- Aromático-culinaria, hoja muy resistente y coriácea, muy apta para su conservación cortada.
- Arbusto, incluso árbol perennifolio. Su madera es de gran calidad.
- Porte modificable mediante podas y tallado (arte topiario) para conseguir formas piramidales, esféricas, cónicas….
- Precio elevado, sobre todo en formas talladas en origen.
- Los ejemplares tratados no deben usarse para la cocina hasta la fecha de seguridad (plazo) del fabricante del producto.
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