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Espino fuego: la favorita de Pepe Plana para este invierno

by Redaccion
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En primavera, el espino de fuego tiene un millón de flores, pero en esta temporada de otoño-invierno, un millón de bayas. Ante todo, el espino de fuego (Pyracantha coccinea) es un arbusto que pone un montón de encantos en el lugar que más falta hace la belleza: la altura de la vista. ¿Qué encantos? Una abundantísima floración blanca y fragante, que es relevada a finales de verano por la fructificación roja que da lugar a su acepción mundial; espino de fuego en español, firethorn en inglés, épine de feu en francés…

Por Pepe Plana
Fotos de iStock y Covadonga Gala

Cada primavera, publico en las redes sociales un post con un titular que parece exagerado y escandaloso: «Espino de fuego, un millón de flores», pero que no lo es en absoluto. Nuestro protagonista, un espino de fuego adulto, con 6 a 8 años desde su plantación y un par de metros de altura, bien cuajado de su floración en pleno mes de mayo, alberga sin lugar a dudas más de un millón de flores. Florecillas mínimas, de medio centímetro de diámetro y cinco pétalos, con estambres protuberantes que llaman y atraen continuamente
a los polinizadores y con una fragancia exquisita, a veces incluso algo fuerte y excesiva.

Estupendo polinizador y alimento para las aves

Para contar las flores, basta con recurrir a un muestreo zonal para posteriormente multiplicar por el número de zonas o divisiones. Por poner un caso, para un ejemplar de dos metros de altura y otros dos de envergadura, y cuenta con una superficie de 16 m (160.000 cm ), tomamos una muestra cuajada de flores de un palmo cuadrado (400 cm2). A continuación, observaremos que esa ramilla alberga del orden de 5.000 florecillas. Como el espino cuenta con 400 (160.000:400) ramillas similares, en ese ejemplar habría… ¡dos millones de flores! Todas preciosas, todas cumpliendo el cometido más importante de su efímera vida en la naturaleza: constituirse en uno de los más potentes polinizadores del jardín. Naturalmente, eso sin contar con la enorme decoración de sus bayas en otoño, sensacional despensa para las aves, en vías de tener que atravesar el duro invierno, y necesitando llenar sus buches.

CUIDADOS BÁSICOS

LA PLANTACIÓN

El invierno es ideal. Desde el momento en que pierden sus frutos, porque se han pasado en la planta o porque las aves los han masacrado, los árboles y arbustos bayíferos pueden ser trasplantados sin ningún temor, ya que se encuentran en reposo. Todos se compran en tiesto, así que ten mucho cuidado
con que no se desmorone el cepellón al extraerlo del recipiente.

EL EMPLAZAMIENTO

Sol, sol y más sol. El espino de fuego quiere pleno sol. No se concibe un macizo de estas plantas si no es bien soleado. Del mismo modo, un grupo de piracanta no florecerá apenas a la sombra. Sin embargo, si solo cuentas con exposiciones de este u oeste (uno u otro lado de la casa), a elegir, quédate con esta última, soporta bien ese sol duro y florece mejor también.

EL TERRENO

Bueno, malo y muy malo… Así de rústico, resistente y acomodaticio es el espino de fuego. De todos es sabido el gusto de las plantas, de todas las plantas, por la materia orgánica; un buen estiércol hecho, adicionado a un terreno fértil, hará las delicias de nuestro espino, pero también se conformará con tierras pobres, eso sí, abonadas con mantillo.

EL RIEGO

Un xerófilo que gusta del agua. Uno de los arbustos más sufridos en todo jardín es el espino de fuego, que puede soportar una cierta sequía y aguanta bien el riego escaso. De todos modos, si cuenta con un sistema de riego, por ejemplo por goteo, las cosas irán mucho mejor; el porte será más frondoso y la floración y fructificación mucho más brillante y numerosa.

LA MULTIPLICACIÓN

Todo vale, aunque… Si hablamos de bayas, parece que tenemos que hablar también de la siembra de las semillas contenidas en ellas. Normalmente se entierran los frutos enteros, para aclarar las plantas germinadas después. Pero los bayíferos también funcionan por esqueje y acodo espontáneo, que hay que retirar en primavera.

PORTADA MJ 296

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