Crecen sin dificultad, son fuertes, cumplen fines culinarios y medicinales y, sobre todo, enamoran por la fragancia que dejan en entradas y zonas de paso del jardín. Son las especies más mediterráneas, que en su mayoría florecen en verano; imposible no rendirse a ellas. Tomillo, romero, perejil, santolina, orégano, salvia, hierbabuena, lavanda… La lista es extensa y todas las aromáticas ofrecen la oportunidad de enriquecer el jardín gracias a su versatilidad de funciones, bellas flores y, de forma muy especial, amplia gama de fragancias. Casi autosuficientes, necesitan, sin embargo, unos mínimos cuidados para que te sigan regalando con su presencia la vista y el olfato.
La llave del éxito en la creación de tu macizo o jardín aromático es una planificación con criterio. Dedica unos minutos a pensar qué quieres y qué mantenimiento estás dispuesto a ofrecerles y te ahorrarás sorpresas inesperadas.
PARA EMPEZAR
No es otro que decidir el emplazamiento final. Aunque su lugar natural está en el mediterráneo, no descartes ponerlas en zonas de inviernos duros, protegidas por muros y setos a salvo de vientos violentos. Las zonas de descanso del jardín son las idóneas para estas plantas. Grupos de lavanda (Lavandula angustifolia), romero (Rosmarinus of cinalis), santolina (Santolina chamaecyparissus) o salvia (Salvia of cinalis) te permitirán combinar el color de ores y hojas.
ELIGE SIN MIEDO
No tengas miedo a equivocarte: las aromáticas no son delicadas y se desarrollan con facilidad. Para
usos culinarios, elige ejemplares como el perejil, el eneldo, el estragón o la menta, de crecimiento rápido; y para darle gusto al olfato, mejor la salvia o la santolina. En cualquier caso, fíjate en la compra que las plantas destaquen por su frondosidad, tengan un buen color verde y no presenten señales de plagas. Si prefieres cultivarlas a partir de semillas, siémbralas generalmente en primavera, en pequeñas macetas. Déjelas en el interior y, una vez que observes que empiezan a crecer, trasplántalas a su lugar definitivo en el jardín.
CUIDA LO JUSTO
No necesitan un control exhaustivo, especialmente las perennes cultivadas en macizos del jardín. Durarán 5-6 años y más, hasta que hayan crecido demasiado y sea necesario su sustitución por otras nuevas. Pero para conseguir que durante ese tiempo estén sanas y atractivas, revisa que no les falte agua ni se encharquen, y abónalas cada primavera con materia orgánica descompuesta. Si las plantas en jardineras, añade fertilizante líquido una vez al mes.
PATIO DE AROMÁTICAS
Un macizo circular de aromáticas, dividido por ladrillos, es una buena solución para un patio. El ejemplo que ofrecemos tiene 150 cm de diámetro y 20 de altura y se compone de: laurel (en el centro), cebollino (10 ejemplares), menta spicata (3 ejemplares), tomillo (6 ejemplares), perejil (12 ejemplares), romero, menta rotundifolia (3 ejemplares).
CUIDADOS ESENCIALES
Pocas plagas atacan a las especies aromáticas. Incluso se encargan de ahuyentarlas del resto del jardín o el huerto. Sin embargo, deberás prestar atención a posibles accidentes. Aquí los tienes.
MOSAICO. Esta enfermedad vírica no tiene curación y cuando aparece en el romero, en forma de amarilleos foliares en partes bajas con subsiguiente pelado, es preciso eliminar y quemar las macetas afectadas. Desinfecta el suelo y las herramientas utilizadas, y no replantes romero en el lugar.
GOLPE DE CALOR. Aunque las aromáticas pueden soportar temperaturas elevadas y grados de humedad muy bajos, vigila el momento de la brotada de las hojas y, sobre todo, de las flores; es cuando pueden sufrir ataques de golpe de calor. Mantén tus macizos hidratados si sospechas que puede sobrevenir.
ENCHARCAMIENTO. Es el gran enemigo de estas plantas, sobre todo de las arbustivas (romero, lavanda, santonina, etc.). Hace que pierdan las hojas y termina por pudrirlas. Sitúalas en terreno bien drenado o riégalas poco. Este problema no existe para las herbáceas semiacuáticas, como la menta, la hierbabuena o la melisa.
MUY JUNTAS SE MOLESTAN. Prevé su desarrollo a medio plazo. Si pones muy cerca unos romeros de otros, santolinas, salvias o lavandas, a los pocos años se habrán juntado y se molestarán. Resultado: los tallos se despoblan y el macizo se avejenta a pasos agigantados, obligándote a efectuar severas podas de rejuvenecimiento sin grandes resultados. Marco de plantación adecuado: romero a 60 cm, espliego a 50 cm, santonina y salvia a 40 cm, tomillo a 30 cm…
SUELO ÁCIDO, NUNCA. Los terrenos más favorables son los ligeramente arcillosos o los calcáreos moderados. Desecha la idea de plantar aromáticas en suelos ácidos gumíferos (con más del 10 % de humus) o turbíferos, presentes en zonas de clima atlántico. Aquí, mejor plántalas en macetones o jardineras.