¿Qué puede haber más bonito que un macizo de tulipanes, narcisos y prímulas, que brota en su máxima expresión? Los expertos de COMPO, nos presentan las once plantas que florecen en primavera, con las que podrás llenar de color tu jardín, tu balcón y todas tus zonas exteriores.
1. Prímula: la primera mensajera de la primavera
El nombre Primus, del que se deriva el nombre de esta planta, ya lo dice todo: «la primera». Y es que la prímula es una de las primeras plantas en florecer y que te ayudarán a adornar ventanas, balcones y parterres en el jardín. Además, ofrecen una enorme variedad para elegir: desde la popular Primula vulgaris hasta la Primula denticulata, que seduce con la forma de esfera en que se disponen sus flores. Gracias a sus incontables colores, todas permiten crear alegres combinaciones en el balcón. Además, estas flores combinan maravillosamente con otras flores de primavera, como los narcisos o los tulipanes. Aunque se suelen vender en macetas pequeñas, no se trata de una planta de temporada. ¿Sabías que, en realidad, la prímula es una vivaz que durará varios años? Si se planta en marzo o abril en la tierra, en semisombra, crecerá durante muchos años.
2. Ranúnculo: vuelve cada año
Con sus flores densas, que casi recuerdan a las rosas, los ranúnculos son encantadores y atraen las miradas sobre cualquier parterre. Es a partir de abril cuando abren sus pétalos que, del naranja al rosa-violeta, ofrecen todas las opciones posibles. Esta flor de primavera, de entre 20 y 40cm de altura, es ideal para parterres y arriates, aunque también adorna balcones y terrazas. Los ranúnculos se pueden trasplantar a la jardinera a partir de comienzos de marzo. El tubérculo solo crece unos centímetros por debajo de la superficie de la tierra, por lo que no son muy resistentes a las heladas. Una vez ha crecido, esta planta de flor temprana tiene tanta resistencia que se adapta incluso a ser trasplantada en junio, lista para el verano.
3. Nomeolvides: ¡simplemente inolvidable!
El nomeolvides es un clásico absoluto entre las flores de primavera. Hay numerosas historias en torno a su nombre: una de ellas, de origen medieval, dice que esta flor pidió a Dios que no la olvidara. Pero el nomeolvides es una planta que se recuerda. Con sus flores de un azul encantador, esta belleza temprana de esta estación del año, destaca prácticamente en cualquier lugar, añadiendo un toque de color al balcón o al parterre. Combinada con otras flores de primavera, como los narcisos o los tulipanes, destaca bastante. La nomeolvides puede vivir con mucha luz, pero prefiere la semisombra, porque a pleno sol, sus flores se marchitan rápidamente.
4. Pensamiento, suave y robusto a la vez
¿Estás buscando una planta que florezca en primavera, de fácil cuidado y que pueda crecer con otras plantas en una maceta o bajo un arbusto? El pensamiento es el candidato ideal. Tupida y de baja altura, esta planta decorativa forma densas alfombras de flores, por lo que es perfecta para cubrir suelos. Naturalmente, esta bella flor de primavera también se puede plantar en jardineras, arriates elevados o en parterres. A partir de finales de febrero, podrás disfrutar de la floración de los pensamientos. Sus flores seducen por sus interesantes patrones de color en violeta, blanco o amarillo.
5. Tulipanes, clásicos y elegantes
Si hay un clásico que definitivamente no puede faltar al comienzo de la primavera, ese es el tulipán. Este bulbo de la familia de las liliáceas puede alcanzar, dependiendo de la variedad, de 10 a 70cm de altura. Con sus encantadores colores, que van desde suaves tonos de rosa hasta amarillos vibrantes, los tulipanes están entre las flores de primavera más populares. Especialmente, combinados con otros bulbos, como los narcisos o los crocus, permiten crear arreglos llenos de color y creatividad para las jardineras.
6. Narcisos, anuncian la primavera
Al igual que los tulipanes, los narcisos también son bulbos, florecen cada año en primavera y hacen las delicias de los aficionados a la jardinería con flores luminosas de color amarillo, blanco o naranja. Sus flores inconfundibles, en forma de campana, son heraldos de la primavera, abriendo sus pétalos a partir de febrero para anunciar la llegada del buen tiempo. Por eso, y por su forma, estas flores se conocen en algunos países como «campanillas de Pascua» – aunque suelen referirse específicamente a una de las doce variedades de narciso existentes.
7. Crocus, un imán para abejas y abejorros
Los crocus se pueden clasificar en según su época de floración. El primer grupo es el de los crocus botánicos de floración temprana, que incluyen, por ejemplo, el Crocus Tommasianus. Estas flores de primavera se abren de febrero a marzo. A partir de marzo, toman el relevo los crocus de jardín. Los crocus de floración temprana son el complemento ideal para tu parterre en primavera, pero también pueden adornar el balcón o las macetas. Sus flores no solo son bonitas, sino también una importante fuente de alimento para abejas y abejorros en esta época del año. Hay más de 90 variedades diferentes de crocus, que nos permiten elegir de una gran paleta de colores, del amarillo al violeta. Al contrario de lo que se cree, los crocus no son bulbos, sino que crecen a partir de un tubérculo – así, cada nueva primavera podrás disfrutar de esta bella planta con toda su energía. El crocus disfruta tanto de una exposición soleada como en semisombra.
8. Bellis, bella y duradera
Bellis, aster, margarita inglesa o de los prados… esta preciosa flor de primavera recibe múltiples nombres. El nombre en latín Bellis perennis significa nada menos que «bella y duradera». Con sus pequeñas flores redondeadas de color rosa, rojo o blanco, la bellis hace honor a su denominación: de marzo a mayo, estas pequeñas plantas, que pueden alcanzar hasta los 20cm de altura, embellecen todas las zonas exteriores. Los híbridos de bellis pertenecen a la familia de las asteráceas y son una forma cultivada de la mundialmente conocida margarita común.
9. Campanilla de invierno, blanca y delicada
Cuando, ya en enero o febrero, asoman del suelo estas florecillas blancas, todos sabemos que no queda tanto para la primavera. No solo embellecen las praderas de hierba, sino que, combinadas con otras flores tempranas, como los crocus o los pensamientos, son ideales para plantar bajo arbustos o árboles decorativos. La forma de campanilla que mira hacia abajo no solo nos alegra la vista tras los fríos meses de invierno, sino que supone una primera fuente de polen para las abejas. Además de las pequeñas campanillas de invierno que conocemos, existen otras especies y más de 500 variedades de esta encantadora flor de primavera.
10. Jacinto, el aroma de la primavera
Con sus bellas flores y su perfume cautivador, el jacinto nos enamora año tras año. Sus extraordinarios y densos ramilletes, que pueden alcanzar los 30cm de altura, transforman cualquier parterre en un oasis de color –del violeta al blanco, pasando por el rosa. Por eso, los jacintos gozan de gran popularidad desde la era clásica y, presumiblemente, recibieron su nombre de Jacinto, una figura de la mitología griega.
11. Corona imperial, la flor nueva del emperador
Con sus impresionantes de color amarillo o naranja rojizo, esta flor de primavera abre sus pétalos en forma de campana en abril y mayo y, gracias a sus de 60 a 100 cm de altura, es el centro de todas las miradas en el jardín. ¡Alternándola con un par de narcisos de amarillo vibrante, el parterre no necesita más! Pero además de su majestuosa apariencia, tiene otra ventaja: su intenso aroma repele a topillos, ratas de agua y demás roedores.