En esta sección centrada en las plantas de interior, Eva Creus nos contará qué elementos y principios básicos debe cumplir el espacio de tu casa en el que situarás tu jardín de interior. Eva, también conocida como Eva HappyVerde en su faceta de terapeuta hortícola, es también veterinaria. Es directora de Plantas para la vida, es además cofundadora de la Asociación Española de Horticultura Social y Terapéutica.
Recuerda que el objetivo de esta sección no es solo ayudarte a crear un ambiente más bonito en tu casa, sino sobre todo que sea más saludable para ti. Se ha demostrado que las plantas pueden ayudarnos a mejorar la calidad del aire que respiramos en nuestras casas, y estudios recientes indican también que estas pueden ser nuestras mejores aliadas para ayudarnos a mejorar nuestra salud psicológica y emocional.
Por Eva Creus
ANALIZA TU ESPACIO
Lo primero y más importante. Antes de elegir a nuestras compañeras de este viaje interior, analiza el ambiente de las distintas zonas de tu casa donde quieras situar tu «oasis de naturaleza». Busca un lugar que permita el crecimiento adecuado de tus plantas y también te asegure momentos de tranquilidad.
En general, las necesidades básicas de las plantas no solo incluyen luz y agua. También temperatura, humedad y aire. Próximamente, hablaremos con más detalle de estas variables, de forma que puedas adecuarlas lo mejor posible a las plantas que te gustaría tener. Ahora, para empezar, es básico que busques una estancia cálida, con una buena intensidad de luz natural, un nivel adecuado de humedad y buena ventilación. Tendrás que revisar también si tus ventanas están orientadas al sur o al norte, asegurándote de que no le afecten fuertes corrientes de aire ni grandes fluctuaciones de temperatura.
BUSCA LA CALMA
En paralelo, además de un espacio óptimo para tus plantas, deberás buscar, o en su defecto crear, un espacio que te asegure máxima calma y tranquilidad. Lo más silencioso posible, sin paredes ni elementos decorativos de colores excesivamente estridentes, donde te puedas sentar cómodamente y escaparte allí cuando más lo necesites. Este espacio debería estar lo más alejado posible de zonas de paso frecuente, evitando, en la medida de lo posible, el salón, el dormitorio o la entrada de la vivienda. Siempre es recomendable ubicar tu jardín de interior en una única estancia de la casa. La puedes considerar exclusivamente para este uso, pero ante la dificultad de poder contar con una, siempre es posible adaptar un pequeño espacio para este fin en alguna de tus habitaciones.
EVALÚA TU DISPONIBILIDAD DE TIEMPO
Ahora reflexiona acerca de cuánto tiempo de tu día a día podrás dedicar al cuidado de tus plantas. ¿Podrás asegurar los requerimientos mínimos que cada una necesita? ¿Qué momentos del día podrás dedicarles? Si prevés que, con tu estilo de vida actual, no vas a tener demasiado tiempo, quizás la mejor opción para ti van a ser los cactus y otras plantas suculentas. Por el contrario, si crees que dispondrás de bastante tiempo, podrás rodearte de plantas más exigentes, como helechos o filodendros.
Cualquiera que sea el caso, sé sincero. Las plantas son seres vivos y, como tales, requieren de unos cuidados básicos para prosperar. Es más, recuerda que no se trata de tener más plantas, sino de dedicarles un tiempo de calidad. Es justamente este tiempo el que nos reportará un mejor bienestar.
PIENSA EN LO QUE NECESITAS PARA SENTIRTE BIEN
Una vez cumplido lo anterior, serán tus preferencias de estilo de decoración y, sobre todo, qué buscas que te aporte este espacio, las que deberán guiarte a la hora de elegir el tipo de plantas. Aquí van a entrar en juego aspectos como su color, fragancia, textura…
Probablemente, si estás pasando por momentos de presión laboral, problemas de salud, exceso de carga familiar, etc., te beneficiará la serenidad y armonía que te regala un jardín tipo zen, con pequeños helechos, musgos, por ejemplo. Pero, si lo que quieres es desconectar, no dudes en elegir plantas muy variadas que te permitan estar más presente al estimular todos tus sentidos (vista, olfato, tacto…). También valen plantas con flores coloridas (anturios), con hojas aromáticas (geranios de olor) u hojas de suaves texturas (violeta africana), por ejemplo.
Si nos centramos en el efecto del color, las plantas con grandes hojas verdes nos producen un mayor efecto relajante, pues se ha demostrado que el ojo requiere menos esfuerzo para ver este color, y nos produce un efecto natural de relajación.
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