En un jardín con peonías es imposible mirar hacia otra parte. Estas enormes flores centipétalas o centifolias (aunque también las hay sencillas maravillosas), te obligarán a acercarte, olerlas, tocarlas para sentir esa textura de terciopelo. Si el mundo vegetal se caracteriza por su simetría y perfección, con la peonía ha alcanzado su nivel más alto de maestría.
Por Pepe Plana
Fotos: Covadonga Gala e iStock
¿Por qué se llama peonía?
Recibe su nombre de Paeón, médico de los dioses griegos mencionado por Homero en La Ilíada, al que según la leyenda, Plutón, dios de los infiernos, transformó en planta para agradecerle sus numerosas curaciones. No en vano ha sido y es una especie muy apreciada por sus propiedades curativas de numerosas afecciones. Si hablamos en términos esotéricos, sus semillas se usaron para repeler los espíritus malignos; remojadas en vino, se usaban para neutralizar las pesadillas e incluso para aliviar los dolores del parto…
Tóxica, luego maldita
¿Por qué la peonía (Paeonia lactiflora) no es de cultivo más frecuente, si es tan bella? ¿Cuál es la razón de que tenga fama de inaccesible, si no es “difícil”? ¿Dicen que es cara? Pero, ¡si hay bulbos de solo 6 euros! ¿Por qué la rosa le ha ganado popularidad? Es que en esto de la fama, el marketing tiene gran responsabilidad.
En cuanto se extendió la noticia de que sus raíces eran tóxicas, empezó la crisis de esta flor tan venerada en China y Japón, de donde proviene, y tan respetada en la Europa romántica (principios del s. XIX). Pearl S. Buck, la Premio Nobel americana, definía a su protagonista en su novela Peonía como la más deliciosa y bonita jovencita, comparándola con esa flor que fue la nacional china durante años. A mitad de siglo, se demostró la toxicidad de las peonías, a la vez que las rosas antiguas subían imparables. Resultado: se empezó a denominar “rose maudite” (rosa maldita) a la peonía.
Un par de años para arraigar, después…¡el paraíso!
No obstante, no son sus cualidades terapéuticas, tóxicas o esotéricas las que han hecho de esta herbácea perenne una flor imprescindible. Su afamada reputación se debe a la delicadeza e increíble vistosidad de sus enormes flores. En ciertas variedades llegan a 30 cm de diámetro. Sencillas o dobles, sus colores van del blanco más luminoso al rojo vivo, pasando por el crema, amarillo, rosa, lila, escarlata y carmesí. Además de bella, la peonía es bastante resistente y sobrevive bien a los inviernos, ya que tolera el frío y el calor y soporta los fuertes vientos. Tarda un par de años en arraigar y florecer, pero una vez establecida vivirá durante largo tiempo en tu jardín, incluso más de 50 años.
Mucha belleza, pocos cuidados
A la hora de plantar peonías, escoge un lugar soleado, pero a salvo del tórrido poniente. También un suelo rico y bien drenado que retenga la humedad. En los climas más cálidos, florecerán mejor y durarán más las corolas frescas a la sombra. Como las raíces deben permanecer a gran profundidad, haz un hoyo más ancho y profundo que el recipiente. Ten en cuenta que a la peonía no le gusta andar de un sitio para otro, así que elige su ubicación y déjala allí para siempre. Un buen ejemplo es plantar un macizo de herbáceas, entre arbustos o crear un macizo solo para ellas.
Estas flores ofrecen toda su belleza a cambio de poco. Necesitan riego abundante durante los periodos secos, eliminación de las flores pasadas y, en primavera, es buena idea aplicar una generosa capa de mantillo o compost (los acolchados de hojarasca vienen bien para proteger del frío y la desecación de los bulbos y rizomas).
5 cuidados básicos
La plantación
Los bulbos, mejor a finales de invierno. Si hablamos de peonías arbustivas, lo mejor será plantarlas en otoño, para que el desarrollo primaveral les pille bien enraizadas. Las bulbosas, en cambio, hay que plantarlas a la salida de los fríos, febrero o marzo, con vistas a que el suelo ya no esté helado o demasiado frío.
Exposición
A pleno sol, las peonías se desecan con facilidad. Sus flores multipétalas y carnosas se transforman en auténticas rosas de Jericó, arrolladas y pajizas. Por eso, lo mejor para ellas es la semisombra. Y mucho mejor orientarlas al sureste que al suroeste (nada como el sol de la mañana para ellas).
El terreno
No vamos a pedirte para la peonía suelos ácidos ni alcalinos. Ella soporta bien ligeras tendencias hacia uno u otro. Pero lo que sí es imprescindible, es darle profundidad. Las raíces deben sentirse cómodas en tu tierra, que debe ser bien orgánica. Por cierto, no entierres demasiado los bulbos o las primeras oraciones serán escasas y pobres.
El riego
Como toda especie de sotobosque y umbría, la peonía adora la humedad. Eso no quiere decir que haya que encharcarla, pero sí que el suelo esté ligeramente mojado, sobre todo en profundidad. Los acolchados le vienen muy bien, sobre todo a las especies bulbosas, como lactiflora.
Multiplicación
Aunque puedes multiplicar peonías por semilla, la germinación es lenta
y difícil. Para ello, puedes poner a remojar los granos, pero ten en cuenta que habrá pocos nacimientos. También puedes dividirla en bulbillos; pero la multiplicación comercial se efectúa por división de raíz durante la estación fría (a finales de otoño), que es cuando la planta se encuentra en reposo vegetativo.
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