Con estas ideas, que te van a encantar, será un placer salir al jardín o al porche a sestear, o de charla hasta el anochecer… No te quedes con las ganas de disfrutar al máximo tus exteriores, solo por las altas temperaturas. Aprovecha el agua, sin derrocharla, aumenta el verde, busca la mejor sombra… Aquí te contamos hasta 14 soluciones muy eficaces para refrescar tu jardín.
Parece imposible, pero de verdad, que tenemos a nuestro alcance muchos recursos para conseguir reducir los grados de calor. Algunos parecen bastante obvios y otros son de aquellos en los que no habíamos caído hasta ahora que lo leemos en estas páginas. Pero lo cierto es que si de verdad los ponemos en práctica vas a alucinar con el resultado. Por ejemplo, distribuir de manera estratégica árboles frondosos y coníferas o servirte de toda una suerte de estructuras techadas, como toldos, pérgolas, cenadores, sombrillas… que proporcionen una sombra abastecedora de frescor y humedad bajo ellas.
Sin embargo, el agua es la estrella para este fin. Recogida en estanques, albercas o piscinas; manando de fuentes o surtidores; canalizada en acequias; fluyendo en pequeñas cascadas… Las posibilidades de contar con su refrescante presencia y su relajante murmullo son infinitas. Y para mitigar el calor en el porche, la terraza o dentro de casa, nada como la bioarquitectura o el arte de aprovechar las características aislantes de los vegetales para climatizar los enclaves cerrados o semicerrados y bajara los grados. Basta con tapizar las fachadas soleadas con plantas… ¡Y adiós, calores!
TOLDOS Y CAÑIZOS AL PORCHE
El porche es ese lugar de estancia por excelencia en el jardín. Desde él se divisan muchos de sus rincones y lo que sucede en ellos, desde el movimiento de las aves al color de las flores que se van relevando a medida que van cambiando las estaciones. Además de la contemplación, el porche permite la reunión para la charla, la comida o el sesteo. Ahora, en verano, no debe entrar ni un rayo de sol al porche, para que no se recaliente el suelo y suban los grados de temperatura, o haya un exceso incómodo de luz. Recurre a un toldo en primera instancia y árboles altos como solución definitiva.
LA ZONA DE ESTAR, AL ESTE
Las mejores reuniones con amigos o familiares tienen lugar por la tarde o por la noche. Y es que el atardecer marca el momento de asueto y disfrute en el jardín. Por eso, si instalas un área de estancia al oeste, cuando quieras permanecer ahí, se encontrará recalentado y de imposible aprovechamiento. En cambio, si se encuentra al este saliente, a partir de mediodía, estará a la sombra y fresquito.
ÁRBOLES DONDE HACE MÁS CALOR
Planta árboles altos en la orientación oeste del jardín, que es por donde llega el sol más abrasador. Chopos blancos, cedros, plátanos de paseo… lograrán que el sol se ponga por ellos lo antes posible cada día del verano, protegiendo el jardín de su calor rasante. ¿Te apuntas a esta forma de bajar los grados?
EL ESTANQUE, DISÉÑALO PARA QUE SEA GRANDE
Para refrescar el jardín, es básico elevar la humedad del aire. Las leyes de la física dicen que el paso del estado líquido al gaseoso hace descender fuertemente la temperatura. Bien, pues el agua que aparece en tu jardín hará este trabajo refrescándolo al evaporarse; agua que puede provenir de los aspersores o, mucho más barato y ecológico, del estanque. Esta función la realizará de manera más efectiva si lo construyes con gran superficie… Toda la que tu terreno te permita.
SURTIDORES Y CASCADAS BIENVENIDOS
Si no tienes espacio para estanques grandes… favorece ese paso de agua en estado líquido a gaseoso que tanto refresca el jardín moviéndola o pulverizándola. La clave la encuentras en las boquillas de los surtidores, que puede sumergir en una fuente, un pequeño estanque o incluso en la piscina. A mayor altura alcanzada y agujeros de más fino calibre, más vapor de agua originarán, sintiendo tú los efectos beneficiosos. También es de gran efectividad una cascada.
ENLOSADOS LEJOS DEL SOL
Un pavimento de losas formando huellas es práctico y decorativo, pero al sol… Al sol se convierten en un verdadero radiador, que calienta el aire a su alrededor. Eso lo sufren las plantas de las cercanías, sobre todo el césped que se quema y seca entre paso y paso. Haz que los viales del jardín, senderos, enlosados, caminos principales –como el de la foto de abajo– discurran por la sombra. Pasear por ellos se convertirá en un refrescante placer.
ACOLCHA CON GENEROSIDAD
Del mismo modo que los pasos enlosados pueden llegar a convertirse en radiadores, la tierra monda y lironda también calienta el ambiente y las plantas enraizadas en ella, hasta llegar a convertirse en un problema solo solucionable a golpe de riegos y más riesgos. Se impone vestir el terreno con sus más lujosos trajes, que son los acolchados. Acolchados gruesos y fresquitos en forma de corteza de pino, paja, cáscaras e incluso áridos gruesos, como grava o picón volcánico.
MOBILIARIO MEJOR DE MADERA
Si te sientas en un mueble al sol, procura que no sea de hierro o piedra, porque si no la quemadura está servida. Tampoco te sientes sobre uno de resina, porque, aunque se enfría con rapidez, de momento abrasa. En cambio, la madera es otra cosa, con su textura agradable y su aireación natural, que no permite alcanzar altas temperaturas en su superficie, a no ser que esté barnizada. Lo mismo que las fibras vegetales como mimbre, ratán… De todas formas, sitúa los muebles a la sombra; podrás usarlos en todo momento, y durarán mucho más tiempo.