La manera más rápida de estropear el jardín es grabar en él muchos «caminos de burro» (esos que se hacen a base de atajar). Para que a ti no te ocurra nada parecido, vamos a proponerte unas cuantas ideas para conseguir accesibilidad y belleza al mismo tiempo.
A la hora de pensar en los senderos del jardín, que te tienen que permitir acceder a todos sus puntos, ¿anteponemos la comodidad a la estética o al contrario? Para los menos transitados nos quedaríamos con lo segundo, aunque hubiera que «sufrir» un poco para caminar por ellos. Y dejamos entonces los atajos para usos puntuales y justificados. Otro cantar es cuando el camino debe aguantar el pateo de toda la familia durante todo
el día; eso sí es grave.
Conseguir caminos bellos es fácil. La tendencia de recurrir a la solidez y la ostentación —grave error— está justificado en jardines grandes y muy frecuentados, como los jardines públicos. También en los de representación de las empresas, que, aunque se pisen, rara vez deben contar con una presencia impecable y denotar solvencia e incluso vanguardia y modernidad. Pero en nuestros jardines familiares, verdaderos oasis de paz y acercamiento a la naturaleza, no es admisible.
Senderos para todos los gustos
¿Sabes de lo que hay que huir? De que los caminos se conviertan en protagonistas del jardín. Está bien crear una acometida espectacular a un vial, pero para permitir de forma inmediata que se difumine y puedas lo antes posible perderte en él. Para conseguir esto, nada como las curvas; las curvas plantadas en sus zonas interiores. Los macizos a lo largo del sendero consiguen ocultar o al menos desdibujar el camino. No es que queramos un jardín sin viales, pero no deben restar fuerza a lo verdaderamente importante, que son las especies vegetales.
Resulta apasionante tener que esquivar algunas ramas que semiinvaden el camino, o agacharse para no despeinarse con una rama que vierte a él. A medida que suceden cosas así, el camino se va perdiendo en la espesura y el jardín gana en naturalidad. Incluso si se trata de un jardín abierto, los caminos deben seguir únicamente la lógica de paso por donde quieras ir.
También es prioritario elegir el estilo, la forma y, desde luego, material a utilizar (ver recuadro). Para decidir cómo debe ser tu camino, solo debes fiarte de tu intuición y una cierta vocación mimética con el entorno. Así, en el césped, parece que lo lógico es soldar o anclar las losas que conforman el sendero con la misma hierba. Para discurrir por zonas en desnivel, nada como las piedras o los troncos aserrados en lonchas. Si creas un parquecillo, usa gravilla para los viales, le darán un aspecto norteño inigualable.
Si quieres conocer más ideas acerca de cómo montar originales senderos para tu jardín, no te pierdas el número 306 de revista MI JARDÍN. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistamijardin.es
