En esta entrega de Mi jardín interior, hablaremos del origen de las plantas que cultivamos en nuestras casas y de su variada procedencia originaria. En cada una de ellas, el clima, la altitud y las características físicoquímicas del suelo son distintas, por lo que cada tipo de planta se ha adaptado a vivir en unas condiciones determinadas.
Nuestra misión, como buenos jardineros y jardineras de interior, es la de procurarles –dentro de nuestras posibilidades– unas condiciones de cultivo lo más parecidas a las que tenían en origen de procedencia.
Quizás pensáis que es un reto demasiado difícil de alcanzar… Ciertamente, las plantas de interior requieren de unos cuidados extras para su óptimo crecimiento.
El hecho de tener que desarrollarse en una maceta, y no en el suelo, y además adaptarse a las particulares condiciones de los interiores de nuestras casas, significa que todo lo que necesitan para su crecimiento y buen desarrollo dependerá por completo de nuestros cuidados.
¡Pero no os asustéis, que no es tan difícil, creedme! Y podemos simular su entorno de procedencia más fácilmente de lo que se piensa.
OBSERVAR ES LA PRIMERA CLAVE
La clave es convertirnos en unos jardineros y jardineras conscientes, observando con atención a cada una de nuestras plantas, de forma diaria. Así, se pueden detectar rápidamente los primeros signos de posibles problemas que puedan tener. De esta manera se les puede poner remedio (falta/exceso de riego, falta/exceso de luz, baja humedad ambiental, déficit de algún nutriente, enfermedades, etc.). Y por supuesto, practicar una jardinería optimista, disfrutando en todo momento del proceso del cuidado de nuestras plantas, y no solo centrándonos en el resultado. Sobre todo, ¡perderle
el miedo a que algunas plantas se nos mueran por el camino! Porque ya sabéis que es así como uno aprende. Ahora, sigamos aprendiendo.
PRINCIPALES REGIONES DE PROCEDENCIA
> Selvas tropicales o subtropicales
En estas zonas de clima cálido o muy cálido, por lo general con temperaturas medias altas que oscilan poco entre
el día y la noche, y con frecuentes lluvias y una elevada humedad ambiental, las plantas de procedencia han conseguido adaptarse desarrollando grandes y resistentes hojas. El tamaño de las hojas les asegura poder absorber tanta luz como les es posible. Las plantas en estos hábitats naturales se desarrollan en el sotobosque de las selvas, y a pesar de que son zonas que reciben mucho sol, disponen de unos niveles de luz relativamente escasos porque los árboles altos de alrededor –de hoja perenne y ancha– actúan como una especie de filtro. Por otro lado, su resistente follaje les permite soportar las lluvias torrenciales sin romperse. Y en algunos casos, también aguantar los periodos en los que escasean las lluvias.
> Desiertos
Las plantas cuya procedencia es de estas zonas áridas y desérticas, caracterizadas por sus temperaturas elevadas y con fuertes oscilaciones entre el día y la noche, han conseguido adaptarse muy bien a sus difíciles condiciones ambientales de continua falta de agua y atmósfera seca, desarrollando tejidos gruesos y carnosos en hojas, tallos y raíces con el fin de albergar agua.
Ante este ambiente tan seco, algunas especies como los cactus han evolucionado engrosando sus tallos como si de depósitos de agua se tratara, y modificando sus hojas en espinas, buscando perder la mínima cantidad de agua.
> Regiones mediterráneas
En estas regiones –con inviernos suaves y lluviosos, y veranos secos y calurosos o templados–, las plantas han desarrollado hojas gruesas para poder tolerar mejor los momentos de sequía. También follajes grises y/o hojas finas, incluso en forma de aguja, para asegurarse perder la mínima cantidad de agua y aguantar mejor los fuertes vientos. Algunas de ellas, además, tienen raíces profundas.
Muchas son plantas de hoja caduca, perdiendo todas o parte de sus hojas durante el invierno y así poder soportar mejor las temperaturas frías y los bajos niveles de luz. No obstante, también encontraremos algunas especies de hojas perennes, más resistentes y que se conservarán siempre verdes durante los fríos y oscuros días de invierno. De crecimiento estacional, su rebrote y crecimiento tiene lugar principalmente en primavera y verano, para después frenarse en otoño y pasar a una fase de reposo vegetativo o descanso durante el invierno.
CULTIVA TU CURIOSIDAD
¿Cómo terminaron estas plantas decorando nuestros espacios? Fueron los primeros exploradores de finales del siglo XV y XVI quienes introdujeron las primeras especies exóticas. De esta forma, marcaban así el inicio de la fiebre por las plantas y la botánica en el Viejo Mundo. Después, en la era victoriana, surgieron las primeras expediciones de «exploradores de plantas». Su misión era viajar por todo el mundo en búsqueda de atractivas especies vegetales (orquídeas, helechos, bromelias, palmeras, etc.). Estas, después, servirían para decorar los grandes invernaderos y las elegantes estancias de las clases adineradas de esa época.
En las primeras expediciones, las probabilidades de éxito de traer con vida las plantas eran muy escasas. Simplemente eran incapaces de aguantar la falta de humedad ambiental y las temperaturas altas y constantes. Gracias a que la idea de introducir estas plantas en recipientes cerrados de vidrio se popularizó, fue posible transportar más ejemplares de plantas tropicales. Se inició así la fiebre por la decoración con plantas de interior, así como de los impresionantes invernaderos de cristal llenos de palmeras y otras especies tropicales, aunque también de árboles frutales como los cítricos. Y fue el inicio también de los pequeños invernaderos que hoy en día conocemos como terrarios.
JARDINES DE INTERIOR DE DISTINTA PROCEDENCIA QUE TE INVITAN A OTROS MUNDOS
De orígenes de procedencia lejanos y con frecuencia misteriosos, las plantas que nos regalan compañía en nuestras terrazas, balcones y dentro de nuestros hogares ciertamente nos invitan a la evasión. Un jardín, no importa que sea de interior, te ayuda a olvidarte de lo cotidiano y te ofrece la posibilidad de conectar con los parajes naturales de donde proceden sus plantas. Esta sensación de hacerte viajar y sentirte como en otro lugar es una de las cualidades básicas de un jardín terapéutico.
Las otras, de las que trataremos en próximas entregas para que puedas implementarlas en tu jardín de interior, son: fascinación, efecto de extensión y, por último, compatibilidad, es decir, hacernos sentir en calma, paz y equilibrio. Ya ves que, con el acto de crear, transformar y por supuesto, disfrutar de tu Jardín de interior estarás contribuyendo a mejorar tu salud y bienestar. Saber qué nos hace sentir bien nos ayudará a disfrutar mucho más de este proceso.
HUMEDAD PARA LAS PLANTAS DE INTERIOR MÁS POPULARES
Adoran la humedad ambiental. Temen el frío y no soportan el calor extremo: Alocasia; Anthurium; Dieffenbachia; Fittonia; Guzmania; Peperomia; Philodendron; Violeta Africana…
A las que les gusta la sequía. Aguantan el calor extremo (pero muchas no el exceso de sol) y en general son resistentes al frío, aunque no a las heladas: Aeonium; Aspidistra; Beaucarnea, Echeveria; Haworthia; Kalanchoe; Sansevieria…
Si quieres leer este artículo completo con todo lo que nos cuenta Eva Creus, directora de Plantas para la Vida, acerca de las plantas de interior, no te pierdas el número 300 de tu revista Mi Jardín. Para conseguirlo, llámanos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistamijardin.es