Las plantas de temporada son las encargadas de mantener el color durante todo el verano hasta bien entrado el otoño. Si las cuidas bien, su floración será como la del primer día y se prolongará. Aquí te contamos los cuidados fundamentales para que luzcan hermosas y saludables.
CUIDADO Nº1
Abona y también riega si sigue el calor, pero no las encharques
Antes de la floración y durante ella no puede faltarles el agua, pero hay que aportársela con cuidado: el encharcamiento es muy perjudicial. Riega mediante pulverización fina, por la mañana o por la noche. Un acolchado alrededor de las plantas contribuirá a evitar que el suelo pierda agua y a mantener frescas las raíces. Una cama de paja, cortezas trituradas, acículas… también será una eficaz protección en las primeras noches frías y evitará las malas hierbas. No obstante, si ves algún hierbajo, extráelo de inmediato, mejor a mano, pues las herramientas pueden romper las raíces.
Hay especies que son grandes consumidoras de nutrientes y te los pedirán cuando estén en flor. Dáselos a base de soluciones no orgánicas. Pero de poco te servirán estos cuidados si la tierra ha formado una corteza dura. Rómpela removiendo con un rastrillo o binador para que las raíces sigan recibiendo agua, abono y aire. Y elimina las flores marchitas.
CUIDADO Nº2
Entutora las más altas y a las de las macetas
Las plantas con varas de flores altas pueden necesitar estacado al plantarlas o pasados unos días, para que no se caigan por el viento o su propio peso. Usa palitos procedentes de la poda de arbustos para especies que alcancen 1 metro de altura. Cuando solo midan algunos centímetros, introduce los palitos en el suelo, a su alrededor, de manera que puedan crecer a través de estos, que en poco tiempo quedarán ocultos bajo la vegetación.
Si las plantas están en contenedor, puedes meter varias cañas de bambú alrededor del borde y sujetarlas con hilo suave. Cuando el follaje comienza a marchitarse, tras la floración o a finales de la estación, hay que retirarlas de su emplazamiento. Antes, recolecta las semillas que precises para la siguiente temporada. Las plantas extraídas te sirven para hacer compost, siempre que estén sanas. Caracoles, pulgones, orugas y royas son los principales problemas que pueden poner en peligro a las anuales.
CUIDADO Nº3
Siembra y arranca las débiles si están creciendo muy apiñadas
Por lo general, las anuales prefieren un lugar soleado, aunque algunas toleran cierta umbría. Gustan de suelos desgranados, desmenuzados y nivelados antes de la siembra, pero no muy ricos en nitrógeno porque producirían muchas hojas y pocas flores. La época de siembra está condicionada por la floración: a principios de primavera, protegidas, se siembran las que florece en la primera mitad del verano. En plena primavera se ponen las especies tardías de finales de verano y otoño. Es inútil sembrar temprano para ganar tiempo; si hace frío, las semillas no brotan bien. Necesitan un medio cálido, protegido y sin mucha humedad, que pudre los semilleros.
Obtener una composición tupida y colorida es fácil. Basta con que garantices a cada especie la separación mínima recomendada: 15 cm para las pequeñas, y 45 cm para las más grandes. Si se han apiñado las semillas, acláralas arrancando los plantones más débiles.
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