El aroma más espectacular en el arbusto más humilde. Cuando un lilo está sin flores, sin esos racimos… prácticamente pasa desapercibido en el jardín o los parterres de la calle. Pero la cosa cambia cuando en marzo-abril comienzan a abrir esas flores más bien efímeras, más bien discretas, que no permiten pasar cerca sin sentir un estremecimiento de bienestar, de dulzor… ¡de primavera! El lilo, nuestro protagonista, ¡claro que sí!
Texto: Pepe Plana
Fotos: Covadonga Gala e iStock
SE PLANTA POQUÍSIM0…
…y es una pena, porque méritos no le faltan; el lilo (Syringa vulgaris) es un arbusto en el más amplio sentido de la palabra: atractivo máximo a la altura de la vista, longevidad apreciable, envergadura suficiente para conformar setos y pantallas, floración anual muy fiel y sin embargo se planta poquísimo. Tal vez el motivo de su recesión se halle en que no le adornan muchos de los méritos que hoy se valoran en los arbustos: su madera no es noble, sus hojas son discretas en verdor y consistencia, su invierno es poco brillante, y sobre todo, su floración es muy efímera, en un par de semanas comienza y finaliza el “espectáculo de las lilas”.
Menos mal que están apareciendo cada vez de forma más asidua en el mercado lilos injertados con floraciones más grandes, duraderas y mejor formadas. A pesar de que se trata de ejemplares más bien débiles y muy caros, difíciles de cultivar, mantienen a la especie en la mente del jardinero aficionado.
¿Qué necesitan los lilos?
Para desplegar su maravillosa artillería de flores y aroma, los lilos solo necesitan el estímulo de una exposición soleada y un suelo bien drenado. Riégalos para mantener el suelo fresco y te premiarán sin parar.
La poda es básica durante los primeros años de vida de tus ejemplares y tiene la finalidad de ayudarles a crecer con fuerza al tiempo que van obteniendo la forma deseada. En invierno, deberás cortar los brotes más débiles desde la base, y en primavera podar suavemente los nuevos desarrollos una vez finalizada la floración. Especialmente durante los primeros años será necesario eliminar las flores casi inmediatamente después de producidas, para que no roben fuerza al resto de la planta. Como son de vida efímera, esto no representará un gran problema. Los ejemplares maduros se pueden podar severamente en invierno si es necesario, aunque se puede perjudicar con ello a la siguiente floración.
LOS LILOS Y LAS LILAS
Diferenciemos con claridad esos dos conceptos, porque existe la costumbre de llamar “lilas” a los lilos. Un lilo es una planta y una lila es una flor. El lilo no vive tiempos muy boyantes, sin embargo la lila goza cada día de mayor prestigio, remembranza, simpatía…
Cuando paseas por el Jardín del Capricho, de Madrid, con cientos, miles de lilos azules y cientos, miles de árboles del amor (Cercis siliquastrum) que florecen al mismo tiempo, pero con flores púrpura, no puedes por menos de vibrar y disfrutar de ese espectáculo para la vista y el olfato. Cuando llega la primavera estás deseando poner en tus jarrones un ramo de lilas que te venden en la floristería… o en la señora de la esquina; con ellas tu casa florecerá en aroma y color.
Y, sin embargo, no las plantas en el jardín, prefieres rosas (muchas no huelen), camelias (no suelen oler) y muchas más especies que se venden como rosquillas aunque no tienen esa magia, ese encanto de un lilo con sus lilas. Qué le vamos a hacer, solo podemos suspirar con un “en fin”…
Un macizo de lilos puede llenar todo un rincón de esa área de tu vergel a pleno sol que te tiene desesperado. También puede confeccionar setos bien potentes de primavera-verano, permitiendo las vistas y la claridad durante el invierno. Dejados a su libre albedrío en lugares húmedos al sol-sombra, llegarán incluso a formar sotobosques deliciosos.
Llenar la casa con el olor de las lilas es un lujo maravilloso del que se puede disfrutar apenas unos días. Corta un buen ramo antes de que se abran las flores y adórnalo con las bellas hojas de tu arbusto antes de instalarlo en un recipiente con agua. Al día siguiente, o al cabo de dos a lo sumo, se habrán abierto todos los botones y exhalarán hasta agotarse su deliciosa fragancia. La primavera habrá llegado, definitivamente, a tu hogar.
Poco abono, podas muy sencillas y posibilidad de corta de ores para el jarrón ¿hay quién dé más?
Si quieres saber más acerca de los lilos, Pepe Plana te lo cuenta todo en el número 285 de tu revista Mi Jardín. Para conseguirlo, no dudes en llamarnos al 916326251 o escríbenos a suscripciones@revistamijardin.es